sábado, 14 de abril de 2018

Francisca Mauas: “Necesito convivir con los personajes de mi ficción antes de sentarme a escribir"




Francisca Mauas habló con Entre Vidas acerca de su flamante libro de narrativa en verso Una sombra entre nosotros publicado por Halley Ediciones y de su editorial Azul Francia.




¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Ninguno en particular, me parece. Cada creación fue diferente. Lo que sí me pasa – aunque no creo que sea original – es que necesito convivir con los personajes de mi ficción antes de sentarme a escribir. No existe la hoja en blanco. Hay un tiempo que le precede, lindísimo, cuando aparece una idea y luego los personajes, que cobran vida en la cabeza y ya toman sus propias decisiones.

¿Con qué frecuencia escribís?
Escribir es la etapa casi final. Me siento a hacerlo cuando ya tengo una mínima idea desarrollada. No creo que a todos los que escriben les pase lo mismo. Debe haber quienes se sientan con la hoja en blanco y fluyen como una cascada, pero no es mi caso. Yo necesito tener la idea ya trabajada, convivir con ese mundo y sentirme parte. Por eso la frecuencia es difícil de calcular. Escribo bastante seguido. A veces simplemente tomo notas en un cuaderno, en cualquier parte, y eso también es escribir o es, al menos, parte del proceso.

¿Por qué decidiste que tu libro de se llamara Una sombra entre nosotros?
Es una frase y un concepto que juega en uno de los tres cuentos del libro. Es algo así como un delirio persecutorio de uno de los personajes, que se siente una sombra entre otros dos. A la hora de buscar un título, me pareció que también era algo que tenía que ver con los otros dos relatos. Una sombra que nos persigue, que nos perturba o que nos ama y que, como toda sombra, es ineludible.

Para el que todavía no leyó el libro, ¿qué podrías adelantar del mismo?
Es de lectura rápida. Son cuentos escritos en verso, ágiles, sospecho que ideales, por un lado, para quienes no leen mucha poesía, porque estos textos tienen una historia con personajes como si fuera narrativa y, por otro lado, ideales para aquellos que sí leen poesía y que quieran experimentar un poema largo, distinto a lo que vienen leyendo.

¿Cómo fue que decidiste escribir un libro de narrativa en verso?
Empezó como un experimento. Pasé por la poesía, por el teatro, por un intento de novela, por los guiones… y estaba un poco aburrida, preguntándome qué podía inventar. Y entonces, no recuerdo cómo, empecé a bocetear un cuento en verso. Se lo mandé a mi profe, al gran Diego Paszkowski, y a él le gustó. Me alentó a seguir y continué hasta escribir estos tres relatos. Lo corregí incansablemente, con él y con la ayuda, por supuesto, de Mariana Kruk, que es la editora de Halley, la más genia, compañera y obsesiva por que todo quede perfecto. Un placer.

¿Cómo surgió la posibilidad de publicar el libro con Halley Ediciones?
Mariana Kruk y yo nos hicimos amigas a través de la poesía. Hace unos años, alguien en común nos presentó. Fue encanto a primera vista. Yo amé su escritura y ella la mía. Y eso dio comienzo a una amistad muy preciosa, que tiene que ver con las letras y con lo personal. Una cosa riega la otra. Te lo cuento y se me caen las lágrimas porque son muy emocionantes esos encuentros donde todo juega y todo vale. Ella abrió esta editorial y me ofreció ser parte, pero creo que surgió naturalmente. Ojalá yo tenga el honor de editarla a ella también.

¿De qué temas se nutre tu escritura?
De los libros que leo, de las películas, del arte en general, que siempre genera más arte. De quienes me rodean, de lo que veo del mundo, de lo que me gustaría ver, de lo que no me gusta y desprecio, de lo que me duele, de lo que me parece injusto, de lo que me parece bello, de los sueños que recuerdo al despertar. De todo y de nada, supongo.

¿Con qué género literario te sentís más cómoda cuando escribís?
Casualmente en esto de la narrativa en verso me encontré cómoda. Igual en general no le temo a la escritura. Puedo hacerlo mal o bien, pero es un lugar del que me adueñé desde chica. No importa el género. Ni siquiera importa si es escritura o si es otra disciplina por la que he pasado. Es todo lo mismo en cierto punto. Es uno, ahí, medio desnudo, un poco infantil, tratando de sacar algo de adentro.

¿Cómo fue que te decidiste a armar la editorial Azul Francia?
No tenía idea de cómo se manejaba el tema de las editoriales independientes, salvo por los libros que me editaron otros y a través de los amigos y conocidos editores. Creí que era más complejo. No digo que sea fácil, pero no es imposible. Al menos por ahora, desde que arranqué, no me encontré con obstáculos complicados. Tenía ganas de tener algo propio, que tuviera que ver con las letras, que tuviera que ver con publicar libros, con colaborar con la literatura, con aprender algo nuevo, con agregar a mi vida algo que me divirtiera y me diera impulso a levantarme más contenta.

¿Por qué le pusiste ese nombre?
Azul es mi color favorito y es, además, una obra de teatro que escribí hace unos años, a la que le tengo mucho cariño. También es un nombre que tengo reservado por si algún día tengo una hija. Es una palabra que me gusta musicalmente y que, a pesar de que suele asociarse con la tristeza (blue), para mí tiene que ver con la creación, y nada de lo que sea creación es tristeza, sino alegría y, en cualquier caso, con transformar la tristeza en feliciad. Francia vino de forma natural, por añadidura, es casi mi nombre, un país que relacionamos – en general – con lo romántico, con lo inalcanzable. Estaba en la calle y pensé Listo, lo tengo, es Azul Francia.

¿Qué criterio manejás para la elección del material que editan?
Oigo mucho el término “línea editorial”. Nuestra línea editorial esto, nuestra línea editorial aquello. Mi línea editorial apunta a que me guste lo que estoy leyendo, a que el autor me atraiga como persona, a que sienta una conexión tanto con el texto como con el autor o autora. No son parecidos entre sí los autores ni responden a un criterio en cuanto a estilo ni mucho menos. Es como la literatura que leo y disfruto, es decir, no siempre igual.

¿Con qué obstáculos te encontraste al momento de armar la editorial?
Una vez armado un poco todo (diseño gráfico, armado del primer libro, trámites de toda índole, etc), lancé las páginas de las redes sociales habituales y entré en pánico cuando me encontré tantos autores desesperados por publicar. Me sentí identificada con ellos, por supuesto. Y me asusté cuando me di cuenta de que tenía una editorial y de que tenía que ser cuidadosa con el material que recibía, con las respuestas que daba, con los egos delicados de los artistas. Ese fue un primer obstáculo, creo. Pero la razón por la que no tuve demasiadas dificultades es principalmente porque tengo a Mariana que, además de editar Una sombra entre nosotros, me ayuda en todo. Sin esa mano mágica, imposible.

¿Cuáles son los primeros lanzamientos de la editorial?
El primero, que ya está a la venta y cuya presentación es el 20 de abril, es Almagedón o El final de la razón, una obra teatral de Daniel Canney, que es un artista muy completo, gran persona, muy especial y un orgullo. Me gustó que el primer lanzamiento fuera dramaturgia, ya que el teatro y la actuación son uno de mis primeros amores. Y los que se vienen son dos de poesía, muy diferentes, uno de Gabriela Lucatelli y otro de Pipu Simeoni, dos hermosas poetas que se la juegan toda con sus textos, y una novela corta, muy divertida, de Jorge Rosker. Muy contenta con todo.

¿Qué libros o autores recomendarías?
Uy, qué difícil. Son tantos… Primero recomiendo los de mi profe Diego Paszkowski. Cualquiera de sus novelas es deleite asegurado. También escribe para niños y adolescentes. Recomiendo a mi editora, que es una poeta imperdible. Recomiendo los clásicos que me gusta leer y que nunca fallan: Bolaño, Phillip Roth, Patricia Highsmith, Flaubert, Bioy, Borges. Hay un libro espectacular que se me viene a la cabeza ahora, que me prestaron en su momento, llamado “Gone girl” (Perdida), de Gillian Flynn. No sé cuán reconocida es ella ni su obra pero es un thriller muy interesante y muy bien escrito. Se hizo una película aunque, como puede pasar, no llega ni a los talones del libro.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
En nada especial. Abocada a mi nuevo rol de editora y abierta a que caiga cualquier idea para escribir. Sin apuro. Disfrutando de haber publicado Una sombra entre nosotros.



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